lunes, 20 de enero de 2014

Alquézar-Asque-Alquézar (2 horas y 20 minutos)

Ruta circular Alquézar-Puente de Villacantal-Asque-Puente de Fuendebaños-Alquézar (11 kilómetros)

La sierra de Guara es un entorno ideal para hacerse una pateada por el monte, porque te permite desde un paseo corto hasta un sendero de varias horas. O una Andadeta de las mías que es algo intermedio. Y si la ruta incluye Alquézar, localidad maja donde las haya, pues mejor que mejor porque así luego hacéis turismo y un poco de gasto en el pueblo. Así que venga a comprar quesos, aceite, repostería o a tomaros un café o un refresco después del paseo.

Ponemos en contador a cero en el aparcamiento que hay en la parte alta de Alquézar, al lado del camping. De ahí nos dirigimos al casco antiguo, como si fuéramos a la colegiata, por la calle Pedro Arnal Cabero (la calle Mayor de toda la vida) hasta llegar a la plaza Mosen Rafael Ayerbe (la plaza Mayor de toda la vida). Si podemos decir que a la citada plaza entramos por la parte superior derecha (esquina con calle Dragones) tenemos que tomar la calle que parte de la esquina superior derecha (calle san Lucas) para encontrarnos con el sendero, en cuyo inicio hay un cartel que pone "Lecina".

Mirando la foto de frente, entraréis por la izquierda y tenéis que coger el callejón de la derecha (calle san Lucas)
Último tramo antes de llegar al alto de san Lucas
Andaremos diez minutos en ligero ascenso hasta que vemos el alto de san Lucas. De los varios itinerarios que de ahí parten, nos tenemos que internar en el que nos lleva al barranco del río Vero. Desde ese alto llegaremos al mismo pie de río por un sendero que desciende por la ladera del barranco. ¡¡¡Cuidado con los tozolones, sobre todo si está la zona húmeda como fue mi caso!!! La pendiente te obliga a estar alerta ante los posibles resbalones. En algunos pequeños tramos tenéis vallado de madera en el que os podéis apoyar.




Descendiendo hacia el puente de Villacantal
Bajar tranquilamente hasta el fondo del barranco os llevará unos quince minutos aproximadamente hasta que lleguéis al bonito puente de Villacantal, encajonado por las impresionantes paredes de roca del barranco. Vale la pena que os toméis un respiro porque a partir de ahí es cuesta arriba durante una media hora, si os lo tomáis con calma.

Subís por un sendero que aprovecha la existencia de un barranco que tributa en el Vero. De hecho, por unos minutos, el sendero y el barranco son uno solo hasta que llegáis a un cruce de senderos. El de Lecina queda a la izquierda (ese me lo apunto para una próxima Andadeta) y a la derecha está el que debéis tomar. Veréis claramente que os dirige hacia Asque. En ese instante iniciáis un ascenso un poco "descojonante" y no por la risa que os entra sino porque es lo que técnicamente se llama "subideta del copón". Así que paciencia, respirar acompasadamente al ritmo de vuestros pasos, parar lo que haga falta para disfrutar de las vistas hasta que lleguéis a una zona en la que hay una mesa de madera y un par de bancos, con un letrero informativo que nos habla del buitre.

Al dejar el puente de Villacantal, ascendemos por un barranco secundario

Tras ir unas decenas de metros por el fondo del barranco, cogeremos el sendero de la derecha

¡¡¡Atención, repecho bueno!!!
Aunque sigue habiendo una ligera pendiente, nada que ver con lo que habéis subido así que "a la marcheta". En un momento veis un gran cartel informativo con un mapa de la zona así como una construcción a modo de pequeño refugio. Tenéis que seguir ese camino serpenteante que ya prácticamente en una pista forestal hasta que lleguéis a Asque. No faltarán señales que os indiquen que estáis en el buen camino. El bosque puro pasará a convivir con campos de cultivo, especialmente "oliveras" y "almendreras", que lo agreste de la zona tampoco permite mucho más. Al cabo de una hora y cuarto aproximadamente de haber salido de Alquézar, ya estáis en Asque.

Este recodo nos aleja del barranco y nos acerca a Asque


Asque
Entráis por la parte alta y nada más pisar la primera calle "encementada" os encontráis una señal que os indica cómo llegar a Alquézar pero por el puente de Fuendebaños. Hay que decir que la zona está bien señalizada y las posibilidades de pérdida son escasas. Siguiendo las indicaciones, volvemos a salir del pueblo. Otro mapa de grandes dimensiones nos sirve de pista para saber que vamos bien. Nos volvemos a introducir en el bosque desde la zona de campos de cultivo viviendo el proceso inverso al que experimentamos al acercarnos a Asque. La pista forestal nos va introduciendo de nuevo en el barranco del río Vero pero esta vez algunos kilómetros aguas abajo respecto a por dónde lo cruzamos la primera vez.




Al fondo, ya aparece Alquézar de nuevo

Puente de Fuendebaños
Este camino de vuelta es más corto así que al cabo de entre media hora y cuarenta minutos ya estaréis de nuevo en el fondo de la "barranquera" cruzando por el puente de Fuendebaños, igual de bonito que el de Villacantal. Vale la pena que echéis un vistazo a los paneles informativos para que os hagáis una idea de que eso de hacer puentes de piedra no era nada habitual porque valía "muchas perras". Normalmente se apañaban con pasarelas de madera. Así que el hecho de que en pocos kilómetros haya dos puentes de este tipo sobre el Vero (y eso sin contar el tercer puente del Camino de Colungo que está algo más abajo) da idea de la importancia de Alquézar.

Además, en esa zona se encuentran las instalaciones de un antiguo molino que aprovechaba la fuerza de las aguas del Vero.

Obviamente, hemos vuelto a bajar al lecho del río por lo que no nos toca otra que subir de nuevo para abandonar el barranco y llegar ya a nuestro destino: Dos kilómetros de fuerte rampa en la que hace falta juego de piernas y santa paciencia. Nunca está demás parar de vez en cuando con la excusa del paisaje aunque si estáis en la forma en que estoy yo, esas paradas sirven, básicamente, para recuperar el resuello. Pero que no se os note. La dignidad, siempre, ante todo. Si salís a la hora adecuada (yo es que soy muy desastre y a veces se me echa la tardada encima) precisamente lo bonito es disfrutar del paisaje en distintas etapas. Alquézar y Guara son muy fotogénicas.

Esa última cuesta desde el puente de Fuendebaños os puede llevar media horeta con la calma hasta que lleguéis a la zona del aparcamiento inferior que está al lado de la iglesia parroquial. No bajéis la guardia que hasta donde tenéis el coche sigue siendo todo subideta que a veces nos despistamos y nos pega el bajón cuando vemos que nos queda el último repecho.

La mejor manera de tomar fuerzas es quedarse a comer y beber algo en el pueblo con esa sensación de que hemos despegado el culo del sofá por un rato bien bueno.

¡¡¡Buena Andadeta!!!


sábado, 11 de enero de 2014

El pasado romano de Castejón del Puente

De Castejón del Puente al antiguo puente romano sobre el río Cinca por la Calzada Ilerda-Osca  y volver (1 hora y 30 minutos)

Castejón del Puente es una localidad por la que transcurre la antigua vía romana Ilerda-Osca. Además, conserva los restos de un antiguo puente romano que fue utilizado durante siglos para cruzar el río Cinca (el temible Cinca Rapax antes de ser "domado" por el montón de embalses que hay aguas arriba) Estos restos del pasado romano son los puntos de interés de esta andadeta.

A Castejón se llega por la A-22 desde Binéfar, accediendo por la salida (que es también la primera para ir a Barbastro) Desde Monzón, no vale la pena coger la autovía, tan solo salir por la N-240 hacia Barbastro. Una vez entréis en Castejón, debéis tomar una calle que rodea el pueblo por la derecha hasta que, a punto de saliros del pueblo, veáis una señal de madera que marca "calzada romana" y que se interna por un pequeño barranco. La ermita de la Virgen de la Bella se ve al frente como punto de referencia.


Iniciamos el fácil descenso flanqueados por el pueblo, a la izquierda, el tozal en el que se asientan las trincheras, por la derecha y viendo el monte en el que se asienta la ermita, al frente. Es decir, el sendero va "encajonado" por antiguos campos de labranza, notándose la humedad de una zona que está gran parte del día en umbría.

Por el camino, hay carteles informativos sobre la fauna y flora de la zona, así como el pasado romano de Castejón del Puente. En algún tramo, el sendero de tierra deja paso a suelo de roca en el que se ven las huellas de las obras de acondicionamiento que realizaban los colonos romanos para evitar que los carromatos resbalaran.

Llegamos a final de esta pequeña barranquera y el sendero desemboca en un camino de tierra. Lo tomaremos a la izquierda dirigiéndonos al río Cinca. Ese pequeño camino llega a uno mayor en el que vemos una bifurcación. Unas señales de madera nos indican que hacia la derecha está el "antiguo embarcadero" y el "puente romano". A los pocos minutos vemos que, en las inmediaciones de unas naves industriales, hay otra señal que indica la ruta hacia el embarcadero. Ese es nuestro destino. Olvidaos por completo de un cercano cartel de madera que indica que el puente romano está en la dirección opuesta. Ni puto caso, yo llegué hasta la N-240 andando sin encontrar el puente por esa señal mal puesta.




Repito, dirigíos hacia donde marca "antiguo embarcadero" porque unos doscientos de metros después nos encontraremos una pequeña senda que lleva a la orilla del río, donde se encuentran los restos del puente romano. Junto a ellos, un cartel informativo en el que nos explica cuatro cosetas sobre el citado paso sobre el Cinca. Es posible (eso sí, tener cuidado) recorrer estas ruinas por la parte superior del muro. Es flipante pensar que eso lo construyó gente hace dos mil años (echadle imaginación porque, si no, solo se ven un montón de piedras)

¡¡¡Buena Andadeta!!!

viernes, 10 de enero de 2014

Haciendo la Ronda por la agreste Costa Brava

Camí de Ronda entre Calella de Palafrugell y Cala Pedrosa (3 horas y 30 minutos aproximadamente)

Ya sé que en este blog pone que las andadas son por la provincia de Huesca (quizá tendría que cambiarlo) Pero me parece una chorrada hacer una andada bien maja como ésta y no escribir sobre ella.

Hace unos días, me escapé a la Costa Brava. Me gusta ese tipo de litoral agreste, con acantilados en los que las ramas de los pinos tocan prácticamente el mar. Por eso, me pareció tan maja esta ruta, aunque soplaba una tramontana del copón.

La ruta comienza en la localidad de Calella de Palafrugell (Girona) Una vez aparcados, se baja hasta la plaza de Port Bo. Los porches que tenemos que atravesar a pie de playa marcan el inicio de esta andadeta marina. El Camí de Ronda está bordea el mar y está muy bien acondicionada. Como pasa en toda la costa mediterránea sobran las urbanizaciones y edificios a medio construir que afean mucho el entorno. La vista de estos paisajes hace cincuenta o cien años debía ser para flipar antes de que los putos especuladores lo malmetieran todo.




El primer tramo de una media hora es asequible, con ligeras subidas y bajadas y nos llevará a la vecina localidad de Llafranc. Para que me entendáis, digamos que se encuentra en la cala siguiente de la que acoge a Calella. Cruzaremos el pueblo (podemos seguir las marcas de sendero porque forma parte del GR-92) hasta iniciar de nuevo la subida por un acceso a través de unas escaleras que parten del pequeño puerto de la localidad.

Aquí empieza el tramo más duro (y también más feo) de esta andada que discurre por una carretera en fuerte pendiente. El paseante cuenta con acera para que no le pasen los coches por encima. Tras otros veinte minutos o media hora de dura subida (dependiendo del fondo de cada uno) llegamos a uno de los puntos más interesantes: el Faro de San Sebastiá, a 178 metros sobre el nivel del mar. El Faro data de 1857, en tiempos de Isabel II según se puede leer en grandes letras en la fachada del edificio.


Nos olvidamos de la carretera y subimos unas pequeñas escaleras de madera que discurren por un sendero de tierra hasta llegar a la zona monumental de San Sebastiá, que contiene un baluarte, una capilla, un hotel-restaurante...e incluso los restos de un poblado íbero.



Del citado poblado parte un sendero que nos introduce en un bosque, volviendo a bordear la escarpada costa. Esta es la parte más "natural" del camino y muy, muy bonita. Llega un momento en el que el camino limita a un lado con el bosque y al otro con campos de cultivo hasta que, al cabo de unos quince minutos de haber dejado los restos arqueológicos pre-romanos, una señal nos indica que nos adentremos en un pequeño barranco que nos lleva en unos diez minutos a una preciosa cala que no es de arena, sino de cantos rodados; piedras como se pueden encontrar en los ríos. Es una cala aislada, muy pequeña en la que merece la pena quedarse un rato disfrutando del entorno.









Para el que quiera continuar, a la izquierda hay un empinado acceso que lleva a Tamariu pero nosotros ya nos dimos la vuelta en este punto. Así que hasta aquí puedo contar.

¡¡¡Buena Andadeta!!!