viernes, 20 de diciembre de 2013

Recorrido circular Lascellas-Ponzano-Lascellas (1 hora, 34 minutos)

Como en el caso de Castejón del Puente, donde nos llevó la anterior Andadeta, Ponzano y Lascellas son otras dos localidades que uno se encuentra a lo largo de la N-240. Esas típicas localidades, que forman un solo municipio, por las que pasas pero en las que no paras. Se produce pues el extraño fenómeno de que sabes sus nombres tras haberlos leídos en los carteles de la carretera durante toda tu vida pero, realmente, no las conoces. Como a esa persona que conoces "de vista". Y yo me he propuesto visitarlas todas hasta Huesca. Si de esas visitas, además, puede salir una Andadeta, mejor que mejor. Además, partiendo obviamente desde mi zona, te permiten hacer una pequeña excursión de tres o cuatro horas (trayecto de coche + Andadeta) y tardas relativamente poco tiempo en llegar desde casa. Ideal para excursiones de invierno.

Un recorrido circular nos permite visitar Lascellas y Ponzano. Es fácil llegar tanto desde Binéfar como desde Monzón. Es cuestión de coger la A-22 en sentido a Huesca. Tomamos el desvío a ambas localidades y, siguiendo la N-240, llegamos a Lascellas donde no tendremos absolutamente ningún problema para aparcar. Cruzando el pueblo de punta a punta, veremos un camino de tierra en cuyo inicio hay una señal que indica por dónde se llega a la vecina Ponzano. Partimos de una población en una hondonada y nos dirigimos a otra  en un cerro. La N-240 queda entre las dos.



El camino nos irá acercando a la autovía hasta que lleguemos a un puente sobre la misma. Desde él tendremos una vista privilegiada de los cuatro carriles pero, además, veremos la ermita de San Antón (patrón de los animales), restaurada recientemente. Vale la pena acercarse porque permite tener una bonita vista de la incipiente sierra de Guara, hacia el norte, y cercanas localidades como Azara y Azlor.







Desandaremos nuestros pasos y volveremos a cruzar al otro lado del citado puente, seguiremos el camino de servicio de la autovía en sentido a Barbastro-Lleida y tomaremos el primer desvío a la derecha. Llegaremos a la vía asfaltada de acceso a Ponzano desde la nacional y después de un kilómetro y pico, estaremos en Ponzano.
Ponzano

No tienen (que yo sepa, pero no os fiéis que soy un ignorante) grandes elementos patrimoniales pero no está de más callejear por las tranquilas calles de ambas poblaciones. Cuando decidáis continuar camino, tenéis que "bordear" Ponzano por el límite exterior siguiendo la pista polideportiva y una fábrica de aceite, por daros dos pistas. Salís del pueblo por una camino "encementado" (que no asfaltado) con una gran antena al frente como referencia.


Al poco de dejar la última casa, veréis que a la derecha hay un desvío. Una señal de madera que estaba en el suelo cuando yo hice el recorrido indica el corto camino que hay hacia Lascellas: una pendientes que discurre entre campos de cultivo, cereal y "oliveras" hasta que el descuido ha hecho que el último tramo esté impracticable. Cuando os encontréis que el sendero se está complicando, entrad en el campo de vuestra derecha y por el borde del mismo, llegaréis hasta la N-240. Si cogéis el campo de la izquierda, el desnivel y la maleza os impedirán acceder a la carretera. He dicho el campo de la derecha por razones motivadas.


Aquí, parad mucha cuenta. Vais a andar los últimos centenares de metros por el arcén de la N-240. Por lo tanto, como decía aquel, "peatón, en carretera, siempre por tu izquierda". Llegaréis a Lascellas de nuevo tras haber realizado un recorrido de unos ocho kilómetros, en horeta y media. No está mal para un paseo.

¡¡¡Buena Andadeta!!!

martes, 17 de diciembre de 2013

Castejón del Puente: del Imperio Romano a la Guerra Civil (1h 15 minutos)

Castejón del Puente es una localidad oscense cercana a donde yo vivo y que hasta hace apenas cuatro años no conocía. Había pasado cuarenta mil veces por delante por la N-240 de camino a Barbastro, Huesca, Zaragoza... pero nunca había entrado. Y he descubierto que es ideal para protagonizar una andadeta de manual.

En unos 75 minutos saltamos del Imperio Romano a la Guerra Civil Española, pasando por la Edad Media. Todo un viaje en el tiempo.

Desde Binéfar, tomamos la autovía A-22 y salimos en el desvío de Castejón-Monzón-Barbastro. Desde Monzón es mejor coger la N-240 que pasa por el polígono de la Armentera. Al entrar con el coche, rodeamos la localidad por la calle Aragón que nos lleva hasta la iglesia. Ahí hay una zona de aparcamiento asfaltada. 

Si queréis, podéis echar un vistazo a la iglesia parroquial antes de iniciar la andadeta. Debéis bajar por la calle la Iglesia, conectar con la calle Trestallo y llegaréis a la calle la Bella que enlaza con el camino que lleva a la ermita de la Virgen del mismo nombre. En unos diez o quince minutos estaréis delante de la ermita. Vale la pena dar unos pasos más y subir al mirador sobre el que se domina un tramo del valle del Cinca.

Castejón del Puente, desde la ermita de la Bella

El Valle del Cinca, desde el mirador de la ermita

Volvemos sobre nuestros pasos y, ahora sí, tomamos un sendero señalizado como "Calzada Romana Ilerda-Osca". Los antiguos colonizadores romanos no enlosaron esta parte de la calzada sino que aprovecharon la piedra existente y consolidaron los laterales para que no hubiera corrimientos de tierra que impidieran a los carros avanzar (que no me lo sabía, que lo leí en los carteles informativos) 


Un tramo de la calzada romana Ilerda-Huesca rodea el tozal de la ermita

A los dos minutos llegamos a una zona de recreo. En la esquina de la derecha, vemos una abertura. Tenemos que bordear entonces el muro frontal de esa zona de recreo y comenzar a descender la ladera del monte en el que se asienta la ermita. Al cabo de unos diez minutos, vemos las señales de madera que nos devuelven a Castejón o, si queremos ampliar ruta como es nuestro caso, visitar las trincheras de la Guerra Civil Española volviendo a Castejón por otro lugar.





Sendero y trincheras de la Guerra Civil Española

Tras un pequeño tramo de camino, tomamos un sendero que nos elevará a la cima de otro tozal, frente al que se encuentra la ermita. No es excesivamente duro pero hay que tomárselo con calma. El destino vale la pena. Encontramos trincheras del Bando Republicano que servían para proteger el aeródromo de Castejón, de gran importancia estratégica. Una trinchera rodea la punta del tozal. Hay varias fortificaciones realizadas en ladrillo y se puede mirar a través de algunas troneras desde las que se vigilaba el entorno (aquí no se disparó mucho) También se pueden ver restos de un aljibe en el que se recogería agua para abastecer el puesto de vigilancia.

Bajaremos al camino, de nuevo y lo seguiremos en sentido a Castejón del Puente. Entraremos por la calle Monzón. Desde ahí, buscaremos subir a la iglesia de nuevo. Existen varias posibilidades aunque quizá la más directa sea por calle del Horno y calle de la Iglesia hasta llegar de nuevo al templo religioso y su aparcamiento.

¡¡¡Buena Andadeta!!!

sábado, 30 de noviembre de 2013

Barranco Ponz y Rocas de Turmo, en Azanuy (2 horas)

Supongo que lo he dicho alguna vez ya. Pero con mi escasa memoria es habitual que me repita como el ajo. Me gustan las rutas circulares. Permiten no repetir a la vuelta el paisaje de la ida (tampoco me va a dar un síncope si vuelvo por donde he venido, está claro), así que te da sensación de que recorres más trozo. Y tampoco me he encontrado demasiadas rutas circulares en las pateadas que he hecho. El tema es que, normalmente, cojo senderos que son parte de otros más grandes, así que no es posible hacer circuito sino andar un tramo y luego volver sobre tus propios pasos.

Por eso, la ruta del Barranco de Ponz y las Rocas de Turmo, en Azanuy (Huesca) es una de las que más me ha gustado en los últimos tiempos. Es un paseo bien señalizado, muy atractivo, con un itinerario muy variado y asequible que saca el máximo partido a lo que ofrece una tierra de frontera con el llano en la que asoman los primeros montes que a los pocos kilómetros se convierten en el Prepirineo, primero, y los Pirineos, después. 

Si partimos de Binéfar, para llegar a Azanuy hay que tomar la carretera que pasa por San Esteban de Litera. Si partimos de Monzón, cogeremos la que cruza por Almunia de San Juan. Ambas se encuentran en el que puede ser uno de los cruces más peligrosos de la historia del Universo o, como mínimo, de Aragón. Tanta rotonda inútil por ahí y resulta que donde hace falta, no la ponen. Un nuevo desprecio a las áreas rurales.

Tomaremos entonces el desvío hacia el pueblo de Azanuy, en el que entramos. Yo suelo dejar el coche en una pequeña marquesina que hace de parada de autobuses y desde donde parte el sendero que os propongo: el barranco Ponz y, de postre, las Rocas de Turmo. En total, unas dos horas.

Inicio del sendero

El primer tramo nos lleva por campos de cultivo

Iniciamos el camino que cruza los campos de secano. Yo lo he hecho a la puertas del invierno, con los campos recién labrados y los tones ocres predominan mezclados con el verde oscuro de las carrascas, que es el árbol que capitena las masas forestales naturales por estos territorios. La ruta está bien señalizada así que, simplemente, no os empanéis y estad atentos a las señales, tanto escritas, como los palos clavados en el suelo y con franjas verde y amarilla que también podéis ver en árboles y rocas, posteriormente.




Al cabo de unos veinte minutos dejáis este camino de tierra y os introducís por una senda en el barranco de Ponz. Durante una media hora, recorreréis este lecho seco alfombrado por piedras en unos tramos y por barro en otros (cuidado cuando esté húmedo que el "buro" resbala que te cagas) En algunos tramos iréis flanqueados por paredes de arcilla de formas variopintas gracias a lo fácil que son de erosionar por parte de los elementos. En otros, la vegetación no os dejará ver mucho más que el camino que tenéis hacia adelante.

En este cruce, primero iremos a la izquierda para ver las Rocas de Turmo, volveremos e iremos a la derecha hacia Azanuy

Alrededor de tres cuartos de hora después de haber iniciado el camino en Azanuy os encontraréis con una doble señal: a la izquierda os señala el paraje de las Rocas de Turmo y, a la derecha, la vuelta a la localidad oscense. Nos iremos hacia la izquierda para disfrutar de estas formaciones rocosas que adquieren siluetas diversas por el azote de lluvias, heladas, calores estivales y tantos otros factores erosionantes. A los cinco minutos escasos, vemos la señal que nos dice que es momento de dejar este barranqué. Tres minutos después, a lo sumo, nos plantamos ante un recorrido circular que nos lleva a rodear las Rocas de Turmo.

La ida encamina nuestros pasos por las "cimas" de estas peñas. Es un buen lugar para beber un poco y tomar un tentempié mientras se disfruta del agreste paisaje del secano aragonés escarbado por los agricultores durante generaciones. Tardaréis un cuarto de hora en visitar esta piedras para luego empezar a descender y bordear las mismas peñas en este caso por su base. El sendero discurre limitando con los campos agrícolas.






Otro cuartico de hora y completamos el circuito de las Rocas de Turmo (en total, unos treinta minutos de corrido más los que os queráis parar) Es momento de retornar al barranco y desandar el itinerario hasta la señal que os he mencionado anteriormente (aquella que hacia la derecha nos indicaba cómo llegar a Azanuy) Esta vez le haremos caso y subiremos una pequeña cuesta hasta dar con otro camino pecuario.




Azanuy, ya de vuelta

Tan solo tenéis que seguir las distintas señales y tras unas cuantas subidas y bajadas no demasiado pronunciadas, llegaréis a Azanuy en alrededor de media hora. Pero antes de llegar paraos en un aljibe (depósito de agua excavado en la roca) que hay a la orilla del camino y que nos recuerda qué métodos se utilizaban durante siglos para acaparar agua en una tierra que llueve de ciento a viento.

Justo antes de llegar de vuelta a Azanuy, nos encontramos este aljibe
En total, un par de horetas. Y, oye, tenemos barranco, peñas, paisaje, camino, campos de cultivo... No creo que se pueda pedir mucho más para un paseante.

¡¡¡Buena andadeta!!!

jueves, 19 de septiembre de 2013

Mirador de Ansuilo (Pirineos de la Ribagorza. 1 hora 30 minutos)

Un esguince me ha tenido apartado durante un tiempo de mis andadetas, por eso estoy tan contento de volver a escribiros tras unos meses con el blog parado.

El destino de hoy es, simplemente, precioso. Y suma dos cosas que me gustan: un paseo en coche de los de ir a cincuenta por hora y con la mano asomando por la ventanilla del coche en plan "me gusta conducir"; y una reparadora andadeta por un paraje de foto buena, no de las que hago yo. En fin, la ruta de este artículo recorre el Bosque de Pagá y nos lleva al Mirador de Ansuilo, muy cerca del alto de Bonansa.

Partiendo de Binéfar, que para eso es donde estoy yo, se toma la autovía A2 en sentido a Huesca. A la altura del primer desvío de Barbastro, nos internamos en la N-240 y antes de llegar a la citada ciudad, nos dirigimos hacia Graus, por la carretera que discurre paralela al río Ésera, pasando por parajes siempre gratificantes como el Congosto de Olvena. Una vez cruzado Graus, tomaremos la carretera a Capella y Roda de Isábena. Dejaremos atrás esas localidades y nos internaremos en el congosto de Olarra. En esa zona, nos tenemos que dirigir siempre en sentido hacia Vielha. Poco antes de llegar al alto de Bonansa (1.380 metros de altura) veremos una pista forestal que se interna en el Bosque de Pagá. Ahí dejamos el coche.



Vemos una señal que nos pone que el Mirador de Ansuilo está a unos 45 minutos. Sin ser un genio de las matemáticas me atrevo a asegurar que ida y vuelta nos llevará una hora y media. La ruta es muy sencilla, que era algo que me venía muy bien para mi esguince. Nunca dejaremos esa pista y no hay desvíos que nos puedan liar. Tan solo nos tenemos que fijar en unos cuantos puntos de interés que nos servirán de referencia para comprobar que vamos bien.

A los cinco minutos escasos de haber comenzado a caminar, al lado del camino veremos el final (provisional) de un sendero apto para personas en silla de ruedas. Eso es lo que pone porque yo me lo encontré atravesado por troncos de una reciente tala. Así que, sendero apto...¡¡¡mis cojones!!! No lo cojais, solo os lo he mencionado como punto de referencia. En todo momento vamos por la misma pista atravesando el ya mencionado bosque de Pagá. Primero, predomina el pinar pero más tarde el hayedo va tomando el relevo (os recuerdo que estamos a más de 1.400 metros de altura) A los veinte minutos de iniciado nuestro trayecto, podemos refrescarnos en Font Comas, una fuente natural canalizada. A los pocos metros nos encontramos el refugido de Ansuilo, que rebasaremos.





En la última parte del sendero, el bosque deja paso a los prados de montaña. Rodeando una borda y siguiendo un cartel indicador llegamos a un espectacular mirador sobre esa parte de los Pirineos Ribagorzanos. Tomaos todo el tiempo que queráis porque las vistas son la hostia. Además, incluso hay unos anteojos gratuitos para poder acercar esas escarpadas cimas. Y no solo hay que tomarse tiempo para disfrutar de las montañas sino de buitres, rapaces y otras aves que mi ignorancia supina en el tema me impide nombrar.








Llenos los pulmones de aire fresco, es momento de volver.

¡¡¡Buena andadeta!!!

*Para volver en coche podéis tomar el mismo camino por el que habéis venido. Pero a mi me gusta, siempre que se puede, hacer una ruta circular. Así que, seguid con el coche hacia Vielha y cuando lleguéis a la N-230, bajad hacia Lleida. Pasado el pantano de Escales, Puente de Montañana y Benabarre entre otros lugares, tomad el desvío que os venga mejor: Alcampell si vais a la zona de Binéfar o la carretera de Benabarre a Graus y después bajando hacia Barbastro y Monzón, si esa es la zona de la que procedeis.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Baldellou-Cuevas de Salgá-Baldellou (1h 30 minutos)

La bonita localidad de Baldellou, en la comarca oscense de La Litera (Aragón, España) es el punto de partida de numerosos senderos de gran belleza paisajística que nos permiten recorrer las primeras estribaciones prepirenaicas. Tengo la intención de daros a conocer varios de ellos. Ya lo hice en su momento con el congosto de Baldellou. Y en esta ocasión, toca el paseo que une la población con las cuevas de Salgá, enclavadas en una gran roca caliza.

Desde Binéfar, hay que tomar la carretera A-140 pasando por las localidades de Tamarite y Albelda. A pocos kilómetros de la frontera con Cataluña veremos a la izquierda un desvío hacia Castillonroy. Cruzamos la sierra de las chesas (yesos) hasta dar con la carretera N-230 que tomaremos a la izquierda para, a pocos centenares de metros coger el desvío a la derecha hasta llegar a Castillonroy. Seguimos a la izquierda cruzando la localidad de punta a punta y ya no dejamos esa carretera hasta llegar a Baldellou. Podemos aparcar cerca de la pista polideportiva.

Comenzamos la andadeta ascendiendo a Baldellou por el lado derecho por una pista asfaltada que rodea la población. A la izquierda nos queda un "acantilado" de casas y, a la derecha, principalmente los campos de cultivo. Esta calle desemboca en una pista asfaltada que discurre por un valle al fondo del cuál podemos ver una porción del pantano de Santa Ana (es para que os situéis). Cuando acaba el asfalto, al cabo de unos quince minutos, encontramos a la derecha un camino de tierra que nos lleva a un pequeño torrente de agua (a la izquierda dejamos el camino a un cámping por si os sirve de orientación) Tras cruzar dicho torrente el camino vuelve a estar asfaltado. Lo recorremos cuesta arriba durante unos diez minutos hasta que, a la altura de una nave agrícola, finaliza.

Vista de Baldellou desde el torrente que cruzamos en nuestra andadeta

Cuando finaliza el último tramo de asfalto, seguimos este camino
 Continúa un pequeño camino de tierra que seguiremos entre campos de cultivo. En uno de los puntos más destacados, la pista hace un ángulo de noventa grados y subimos como hacía el monte más cercano. Los campos se alternan con el bosque en esa zona y nos vamos desviando del valle que, como he dicho anteriormente, lleva al pantano aproximándonos a una de las cadenas de montes que lo cercan.

Esta casa de campo abandonada nos dice que estamos muy cerca de nuestro destino
Tenemos por delante un pequeño tramo más de unos diez minutos que, tras pasar por una antigua casa de campo abandonada, se interna al abrigo del monte. En un recodo, vemos una señal que indica el inicio de un pequeño sendero. A los pocos metros, podemos ver las Cuevas de Salgá, en una de las laderas de la caliza. Es posible acceder a ellas pero es trabajoso y necesitamos asirnos de cadenas y sirgas. Así que, si os animáis, tened mucho cuidado por favor.

"Entrada" a las cuevas

Una de las cuevas


Vista desde el interior de la cueva
 Una vez hayáis disfrutado de las cuevas, desde fuera o desde dentro, será momento de volver, algo en lo que invertiréis unos 45 minutos. En total, horeta y media, bien empleada.

*Sabed que ese sendero continúa ascendiendo por la ladera de un monte. En futuras andadetas os explicaré hacia dónde van. Por ahora, me guardo el secreto.

¡¡¡Buena Andadeta!!!

domingo, 5 de mayo de 2013

Ruta de Aljibes y Silos de Albelda (1h 40 minutos)

Hay municipios no conocidos por sus paisajes y tradición turística pero que han decidido poner en valor su patrimonio para que sea apreciado por vecinos y visitantes. Es el caso de la dinámica población de Albelda, en la comarca oscense de La Litera, cuyo ayuntamiento decidió hace unos años poner en marcha la Ruta dels Aljubs y Síes (aljibes y silos) Esta ruta nos permite conocer tanto estos depósitos de cereal, agua, aceite y vino excavados en roca hace cientos de años como la importancia que para muchos pueblos ha supuesto la llegada del canal de Aragón y Cataluña para convertir el secano en regadío.

A Albelda se llega en coche desde Binéfar por la A-140. Son unos quince kilómetros de trayecto y se pasa por Tamarite de Litera. A la entrada del pueblo desde la carretera, se toma el primer desvío a la derecha sin llegar al casco urbano. Allí se encuentra una residencia de la tercera edad. Podréis aparcar sin problemas en los alrededores.
Silo
Aljibe

 El camino lo iniciáis dirigiéndoos a un pequeño túnel sobre el que pasa la carretera. A pocos metros veréis a la izquierda un desvío que os indica el inicio de la ruta de silos y aljibes. En las proximidades podéis ver los primeros silos tapados para evitar que nadie caiga porque la profundidad es estimable y el primer aljibe. Al cabo de unos quince minutos el camino cruza por encima del canal. Nada más cruzar, tenéis un par de aljibes más en los que podéis curiosear. 
Canal de Aragón y Cataluña



En otros quince minutos, aproximadamente, os plantáis en otro puente sobre el canal tras haberos acercado por un camino que en su primera parte es de tierra y en la segunda, de asfalto. Es el momento de tomar el desvío a la derecha por la “banqueta” del canal siguiendo el Camino Natural. Tras otros quince o veinte minutos de trayecto disfrutando de los paisajes que ofrecen los campos cultivados por el propio canal a lo largo del cual estáis paseando, cerráis el circuito volviendo al primer puente que habíamos cruzado. 
Campos de cultivo en abril

Tras este circuito, seguiréis el camino por donde vinisteis hasta llegar a la entrada del túnel. Pero en esta ocasión, no lo crucéis. Tomad el desvío a la izquierda que discurre paralelo a la carretera, señalado como Camino Natural. Tras unos quince minutos, aproximadamente (veis que todos los tramos de esta ruta son de un cuarto de hora) y tras un último ascenso por unas escaleras, llegáis al inicio del Sifón de Albelda. Tomaos vuestro tiempo antes de volver por donde habéis venido y, esta vez sí, cruzar el túnel hasta volver a vuestro vehículo.
Camino Natural del Sifón de Albelda

¡¡¡Buena andadeta!!!