Alquézar es una de las localidades más bonitas de la sierra de Guara, y yo diría que de la provincia de Huesca. No en vano está declarada conjunto Histórico-Artístico. A Alquézar se llega desde Barbastro en poco más de veinte minutos. Como localidad preparada para el turismo, podéis aparcar en los estacionamientos de la parte superior del pueblo. Coged desde allí cualquier calle que baje y aseguraos de llegar a la plaza en la que se encuentra el frontón.
De ahí, seguís bajando por la iglesia parroquial hasta dar a la derecha con otro pequeño aparcamiento. Atravesadlo y ya encontraréis a la izquierda el sendero que indica la ruta de Asque, algo más de cuatro kilómetros para llegar y otros tantos para volver en los que podéis invertir unas dos horas yendo a la marcheta.
La ruta es fácil de resumir en pocas palabras. Tenéis una bajada del copón hasta el fondo del barranco del río Vero y luego una interesante subida hasta llegar al borde superior del barranco por el otro lado y encontraros Asque. Así que esto no es llanear, si queréis hacer este sendero os ha de apetecer un poco de ejercicio de piernas.
Iniciamos el sendero y dejamos atrás Alquézar |
Volvamos al principio. A los diez minutos más o menos de tomar el sendero que os comentaba y tras ignorar y dejar a un lado el camino a las pasarelas del Vero, del que ya os hablaré otro día, nos encontramos una pequeña ruta más ancha que hemos de coger dirigiéndonos hacia el barranco. Vale la pena hacer una primera parada para contemplar una impresionante estampa vertical que nos permite ver desde el fondo del congosto hasta una Alquézar encaramada en las rocas.
Otros diez minuticos y llegamos al fondo del barranco. Os recomiendo que si váis con tiempo os toméis otro respiro. Tenéis por un lado un antiguo molino que aprovechaba las aguas del Vero y por el otro el bonito puente de piedra de Fuenbaños. Como nos dice en el cartel informativo, un puente no era nada habitual. Costaba una pasta y era la última y más cara solución para salvar el río después de otros sistemas como pasarelas de madera, por ejemplo.
Puente de Fuenbaños |
El correr del agua cristalina nos transmite paz y energía para encarar la subida tras cruzar el río. El sendero está muy señalizado y cuenta con barandillas, primero de madera y luego de metal. A los cinco o diez minutos de haber empezado la cuesta (tomárosla con calma) tenemos otra vista preciosa del barranco aguas abajo. El sendero serpentea y tenemos que lidiar con piedra suelta en el suelo que nos puede dificultar algo la andada.
Algunos puntos del camino proporcionan vistas espectaculares |
Aquí es donde me quedé yo, a lo que debían de ser unos diez minutos de ida y otro de vuelta, pero intuyo que el camino ya no registra ninguna bifurcación hasta llegar a Asque. A ver si alguno de vosotros váis y me lo confirma.
Buena andadeta
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